La alianza Cuén – Rocha, no hay sorpresa, solo sorprendidos

Rubén Rocha Moya y Héctor Melecio Cuén Ojeda tienen mucho en común, por lo que aplica la máxima que «en política no hay sorpresas, solo sorprendidos», por la reciente alianza que formaron el Partido Sinaloense y Morena.

Para empezar, ambos son originarios y contemporáneos del rural y marginado municipio de Badiraguato, Sinaloa, lo que los llena de orgullo. Crecieron en condiciones económicas adversas y ambos coincidieron que era la educación el único camino para progresar, por lo que se empeñaron en concluir sus estudios bajo la única esperanza de de vivir en mejores condiciones que las que sus padres pudieron brindarles. Me parece loable que ambos lo hayan logrado, para posteriormente volverse académicos de la Universidad Autónoma de Sinaloa y finalmente rectores de la máxima casa de estudios para los sinaloenses. Los dos se convirtieron en símbolo de que sí hay progreso si te disciplinas.

Hasta este punto, atendemos a dos casos de éxito y hasta de admirar. Sin embargo, bien decía Abraham Lincoln que si de verdad quieres conocer a un hombre, dale poder y sabrás cuál es su verdadero carácter. Ambos, una vez llegaron a la posición relevante que otorga el dirigir a la UAS, se mostraron capaces de todo con tal de permanecer en el influyentismo de una institución educativa con más presupuesto que el municipio completo de Culiacán, capacidad de prometer y dar trabajo a miles de personas y coaccionar a miles y miles de estudiantes en edad para votar a lo largo de toda la geografía sinaloense.

Así mismo, en esas andanzas, comprendieron mejor que nadie que había que mimetizarse para que los planes fueran posibles, siendo amigos del sistema para negociar y enemigos a modo cuando había que presionar. Por eso cuando Rocha fue rector, pudo olvidarse que era un hombre de izquierda y logró trabajar junto a las administraciones estatales de priístas desde Renato Vega y sumarse a la nómina de los gobernadores Juan S. Millán, Aguilar Padilla y el actual mandatario Quirino Ordaz Coppel.

Por su lado, Cuén fue rector mientras gobernaba Aguilar Padilla, con quien hizo mancuerna y logró promoverse como candidato del PRI para la alcaldía de Culiacán junto a Jesús Vizcarra en 2010. Posteriormente, logró ser candidato en 2012 para el Senado de la República, pero esta vez por el extinto partido Nueva Alianza. Al perder y quedar en tercer lugar, materializó su proyecto de mantenerse perpetuo en la política del estado al promover la creación del Partido Sinaloense.

Por supuesto, para ese momento y de manera paralela, deslizó sus tentáculos para cooptar los órganos internos de la UAS y lograr así colocar como rector Víctor Antonio Corrales Burgeño, personaje gris que hoy por hoy ha sido al que Cuén le encarga el “changarro” cuando éste es candidato o no le es posible encabezar él mismo. Así mismo, llegamos al Presente, en donde aún detentan el poder con el actual rector Juan Eulogio Guerra Liera, quien no ha querido despojarse de esa parasitaria relación entre la UAS y sus recursos con el PAS.

Paradójicamente, el grupo que hoy predomina al interior de la Universidad, es el mismo que ha gritado a todo pulmón que lograron desterrar los paros, el caos de la vida universitaria, la falta de profesionalismo, entre otras cosas que, justamente, Rocha Moya administraba anteriormente cuando estuvo al frente de la UAS. En otras palabras, se quejaron del cochinero que les dejaron, presumieron que hicieron las cosas mejor que nunca y hoy por hoy regresan a quienes lo hicieron mal.

Sin embargo, por razones mismas de la dignidad de los universitarios y el desgaste que provocan estas prácticas, a ambos se les ha cobrado facturas. A Cuén, le hizo saborear una derrota aún más grande que en 2012, pues al aliarse con el PAN, no hizo sino alejar a los votantes del albiazul, al mismo tiempo que lo abandonó su base universitaria, que vieron con simpatía a una izquierda moderada de Morena… que llevaba a Rocha Moya de candidato, quien en parte logró capturar ese votos porque juró por todos los medios y debates públicos que acabaría con el caciquismo que Cuén ejercía en la UAS.

Justo por esa razón, el evento que se organizó con bombo y platillo, en el que estuvo como testigo de honor Mario Delgado, Presidente Nacional de Morena, se pudo percibir la incongruencia de ambas partes y fueron dilapidados por la sociedad sinaloense y muchos de los aspirantes de Morena, renunciando algunos incluso a su apoyo a Rocha Moya y a sus pre candidaturas. Los que se mantienen son por la maquiavélica decisión de justificar los medios para llegar al poder.

Mientras todo esto transcurre, lo seguro es que esa opción electoral significa la perpetuidad de un modelo funcional en el que se ordeña a la Universidad, se siguen pasando la batuta de quién se queda con ese botín y lo que menos les importa es de verdad hacer Autónoma a la UAS.

Por eso, ante esta alianza de Cuén Ojeda con Rocha Moya, el hábil Gilberto Ceceña tituló ésta alianza como PASMO.

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