Regresó a su tierra natal, la tierra que lo vio crecer, sin saber que iba morir.
Fue asesinado a balazos, a lado de su hermana y su cuñado en la capital sinaloense, en la capital del peligro, la “tierra del narcotráfico”, donde los niños sueñan con ser narcos y sacar de pobres a sus familias.
Regresó para morir, atrás quedaron esos lujos, armas, autos, casa, ropa y mujeres.
José Rodrigo Aréchiga Gamboa, en Sinaloa mejor conocido como ‘El Chino Ántrax’, el sicario que se tomó una fotografía con Paris Hilton y quien de niño quería ser piloto de avión del ejército mexicano, pero por azares del destino terminó liderando una de las células criminal más sanguinaria.
Al enlistarse en las filas del narco, rápido se convirtió en uno de los pistoleros más emblemáticos de la facción de Ismael “El Mayo” Zambada”, el único narcotraficante que hasta hoy no ha pisado la cárcel.
Fue en el 2008, cuando fundó “Los Ántrax”, una escuela dónde se enseñaba a los jóvenes a matar, levantar, torturar con estilo y con clase: como dice el corrido la escuela del Virus Ántrax, que tenía la misión formar y reclutar hombres leales que custodiaran las calles y que portaran esa enfermedad del famoso virus incurable como relata otro verso.
Fueron muchos los corridos que le dedicaban, “aquí en Culiacán tenemos el virus, el virus ántrax” se escucha decir a los jóvenes.
Y fue precisamente en Culiacán, la tierra que tanto quiso, la que lo vio morir, tal como lo relataban sus corridos, lo “levantaron” y al día siguiente apareció asesinado a balazos.
Tan solo diez días le duró su libertad, fue hábil al trasladarse desde un domicilio de San Diego California, dónde purgaría el resto de su condena en libertad condicional, hasta Sinaloa. Burló las medidas de seguridad del gobierno de Estados Unidos sin dejar ningún indicio.
Justo ahora que las autoridades hacen más revisiones por la pandemia de Covid-19, donde se tienen más filtros sanitarios y es menos la afluencia de personas en terminales y Aeropuertos.
Culiacán está repleto de retenes sanitarios encabezados por elementos de seguridad, justo se ubica uno en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional, pero nadie sabe cómo llegó, como logró escabullirse
¿Llegó por aire, tierra o mar? Nadie lo sabe, ya que por los radios solo se escuchó murió el chino Ántrax, “fue asesinado a balazos en Culiacán”.