Este lunes el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, señaló que a él no le pagan las empresas extranjeras, sino todos los mexicanos. Por tal motivo, él tiene la obligación de defender a los mexicanos y no a particulares. “Eso es cosa del pasado”, sentenció en su Conferencia de Prensa Mañanera. Este argumento es un refuerzo a lo dicho el sábado, en Nava, Coahuila, desde donde sostuvo que los gobiernos pasados dejaron morir a Pemex y a CFE, que si no hubiera ganado él, seguramente el PRI y el PAN ya habrían desaparecido a estas dos empresas paraestatales.
Incluso, dijo que los medios de comunicación estaban infiltrados por los grandes corporativos energéticos, quienes quieren hacer ver a la sociedad, según el Presidente, que ellos estaban del lado de la contaminación y contra el medio ambiente, esto porque desea comprar más carbón para generar energía eléctrica y su posición a no dar un paso atrás en el tema de la Refinería en Tabasco. “Son sofismas… una mentira”, al sostener que no era verdad que las energías limpias fueran a ser tan buenas como las quieren hacer ver. Ni a Repsol, Iberdrola, ni otras empresas del sector les interesa el país, lo que desean es seguir saqueando sin freno en México.
Esta afrenta contra las empresas privadas que participan en el sector energético no son novedad. Desde 2006 hay antecedentes de buscar estatizar lo más posible, en 2012 lo sostuvo y en 2013, en el marco de la discusión de la Reforma Energética, señaló que era el acabose pues abrir las puertas a esa inversión no dejaría en insuficiencia y quebraría a las empresas estatales del rubro. Ya en 2018, no cambió ni un ápice su postura. Ya como presidente electo, matizó un poco, aunque siguió explorando el cómo darle marcha atrás a la Reforma Energética. Incluso, cuando asumió como Presidente, el discurso siguió siendo el mismo. Por tal motivo, podríamos asumir con total certeza que AMLO está siendo congruente a sí mismo y a su visión de lo que es la política pública en temas energéticos.
Sin embargo, el nivel de la hostilidad contra la iniciativa privada es de tal nivel que ya existen consecuencias serias. Más aún, pareciera que el Presidente ya se siente solo en el tema, pues aún con su propio gobierno y que Morena tiene mayoría en el Congreso Federal, no ha hecho ninguna modificación a la Constitución en tema energético. Hace un par de meses, llegó a decir en un exabrupto que le daban ganas de cancelar de una vez por todas la Reforma, pero no pasó de ello.
Es verdad que toda su grey está dispuesta a defender hasta el cansancio y contra toda lógica lo que diga el Presidente, pero no están haciendo nada al respecto.
A continuación, comparto algunas evidencias tan contundentes que son, a mi juicio, la razón por la que no está haciendo exactamente lo que quiere. Al contrario, cada vez hay más grande los encontronazos que el Jefe de Estado Mexicano dedica contra empresas extranjeras.
● Existen ya 2 presupuestos que han ejercido, en ambos casos Pemex y CFE han aumentado substancialmente sus presupuestos; Solo el caso de Pemex se ejerció un aumento del presupuesto de 381 mil millones de pesos a 411 mil millones de 2018 al propuesto para 2021. Este aumento ha sido insuficiente para ponerla a competir seriamente con los actores internacionales, pues las calificadoras como Moodys y Standars and Poors tienen al borde de considerar como basura cualquier probable inversión de la empresa estatal.
● Con datos de British Petroleum Energy Outlook, está pronosticado que el petróleo y el carbón tendrán un descenso sistemático en su uso, llegando al punto de solo representar la mitad de la fuente de energía para el 2040, mientras que las energías renovables como la eólica y solar fotovoltaica, aumentarían a un ritmo acelerado, al mismo tiempo que el gas natural sería mucho más usado, que contamina menos.
● Hace décadas, sólo para fines aeroespaciales era rentable utilizar energía solar. Hoy, es mucho más barato producir energía eléctrica en base al sol o al aire que con el petróleo. De hecho, con datos de la Agencia Internacional de Energía, se prueba que puedes producir energía limpia con solo una quinta parte de la que requieres para el petróleo, gracias a los avances de la tecnología (solo una porción del Estado de Sonora daría suficiente energía para todo el país, vía celdas fotovoltaicas).
● Ninguna agencia internacional está diciendo que es inviable mantener inversiones en el uso de combustibles fósiles; lo que sí están diciendo es que, al ser más caras, nuestro país está cayendo en competitividad porque se pagará energía más cara. Eso sin mencionar la posibilidad que para 2050 se acaben las reservas probadas de nuestro país.
● Al amenazar todos los días al sector, las empresas ya han dicho que tienen planes B, trasladando sus inversiones a otros países; esa incertidumbre pesa tanto que más vale hacerlo en otro lado, o de plano cancelar toda posibilidad de aterrizar para beneficio de nuestro país.
● Las compras de CFE para dotarse de carbón y así quemarlo para dotar de energía al país ha sido bastante significativo, mientras que pone trabas para la inversión de quienes ya operan y venden energía limpia a la CFE.
Son datos que el Presidente debe saber pues sus reacciones son de alguien que quiere minimizarlas e imponer su verdad y no de alguien ignorante. De hecho, hay preguntas muy específicas a las que sí le entra y da información concreta, usándolos a conveniencia como punto de partida para, posteriormente, desviar hacia los eternos enemigos y no aterrizando a cambios substanciales en su administración. Usa sofismas, pues. Además, el Presidente, al saber todos estos datos y tomar decisiones en base a su convicción y no a lo que los datos apuntan, está haciendo que el uso de recursos del Estado Mexicano sean ociosos, cuando no un desperdicio. De tal forma que, al ser él el funcionario público más relevante para dictar políticas públicas y acciones concretas, es también cierto que no está valiendo la pena que los mexicanos le paguemos, porque no nos está dejando un mejor país del que recibió. Al contrario, nos va a dejar viviendo en un México que se asume de 1970. Él dejará de ser Presidente en 2024.
“La 4T es un cúmulo de contradicciones”, dilapidó Víctor Toledo, Secretario de Medio Ambiente que el Presidente renunció. Vaya que tenía razón.