Culiacán en su laberinto

  • Se reaviva la inseguridad en la capital sinaloense, a pesar del elogio oficial al más reciente informe del Inegi

La inseguridad en la capital del estado es al mismo tiempo uno de los problemas más añejos y, también, de los más vigentes. En el transcurso de estos meses, la agenda y el interés público se ha focalizado en la pandemia y el confinamiento social derivado del Covid 19. Sin embargo, la inseguridad ha continuado  lacerando a la sociedad. De hecho, en los últimos días se reavivó al grado de presentarse con toda espectacularidad en uno de los espacios familiares más emblemáticos de Culiacán; y peor aún, atentando contra las fuerzas del orden.

En las más recientes encuestas del Inegi se indica que en las ciudades más importantes del estado la percepción de inseguridad disminuyó en diversos grados durante el último trimestre en comparación con mediciones anteriores. Según los datos, Culiacán fue el que más avance registró, pasando de 77.8 a 65.1%, mientras que Mazatlán pasó del 57.6 al 52.3%, equivalente a una disminución del 5.3 por ciento.

En cuanto a Los Mochis concierne, el parámetro se desplazó de 49.2 al 42.8 por ciento, significando una disminución del 6.4 puntos porcentuales. No obstante lo anterior, los hechos de violencia e inseguridad siguen sucediéndose unos tras otros, cada vez más a la vista de todos, y eso siempre impactará más en el ánimo de la persona que cualquier informe, por más datos positivos que arroje. 

Y es que en días recientes, cuando algunos funcionarios elogiaban los resultados vertidos por el Inegi, nuevamente el fantasma de los secuestros a empresarios comenzó a recorrer Culiacán. Esta vez la víctima resultó ser un un empresario de la publicidad radicado en Los Mochis, de nombre Salim Acosta Hallal, que tuvo la necesidad de trasladarse a Culiacán por motivos de cobranza de negocios particulares. 

Muy lejos de su objetivo, en la capital sinaloense al empresario y altruista lo envolvió la atmósfera de violencia e inseguridad que ha asentado en Culiacán desde hace mucho tiempo. Así pues, a pesar del elogio y entusiasmo a los informes del Inegi, los sinaloenses en general, y los culiacanenses en lo particular, continúan inmersos en un ambiente poco propicio en temas tan esenciales.

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