El 9 de septiembre de 2024 Culiacán amaneció con enfrentamientos, suspensión de clases y una ciudad paralizada. Hoy, a un año, la violencia sigue marcando la vida diaria en la capital sinaloense
Culiacán, Sinaloa.– La mañana del 9 de septiembre de 2024, los habitantes de Culiacán despertaron en medio de detonaciones y persecuciones. Hombres armados agredieron a elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en el sector de La Campiña, lo que dejó a dos militares heridos y desató un operativo conjunto con fuerzas federales y estatales.
En distintos puntos de la ciudad se reportaron vehículos con civiles armados, así como camionetas de lujo abandonadas con daños en la carrocería sobre el bulevar Francisco I. Madero y calles aledañas, lo que aumentó el clima de incertidumbre entre la población. Videos en redes sociales mostraban a convoyes de hombres armados circulando por vialidades principales, mientras helicópteros del Ejército sobrevolaban la capital.
La Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC) anunció la suspensión de clases en la zona de La Campiña y colonias cercanas, mientras que el transporte público detuvo operaciones por varias horas. El gobernador Rubén Rocha Moya confirmó que se trató de un enfrentamiento entre civiles y militares, asegurando que “la situación estaba bajo control”, aunque la ciudad permanecía en tensión.
Ese 9 de septiembre se marcó como el inicio de una nueva etapa de violencia en la entidad, considerada como el Tercer Culiacanazo, producto de la guerra interna entre las facciones de Los Chapitos y Los Mayos dentro del Cártel de Sinaloa. Lo que comenzó en Culiacán pronto se extendió a otros municipios como Elota, Cosalá y Mazatlán, con enfrentamientos, asesinatos y desapariciones que mantienen en vilo a la población.
Hoy, a un año de aquel lunes marcado por balaceras y vehículos abandonados en La Campiña, la sangrienta guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa no se ha detenido. De septiembre de 2024 a agosto de 2025, el estado registró 1,827 homicidios dolosos, el promedio más alto en más de una década. Las desapariciones tampoco ceden: en 2024 se contabilizaron 1,358 personas desaparecidas, cifra histórica que aumentó con al menos 237 casos más en lo que va de 2025. Además, la Comisión Estatal de Derechos Humanos reporta más de 1,400 desapariciones forzadas desde que estalló la violencia, aunque colectivos estiman que la cifra real podría duplicarse.







