Realidad enterrada: Sinaloa primer lugar en fosas clandestinas

En Sinaloa, las madres de los desaparecidos son las que toman las palas, las que escarban aquí y allá en busca de sus hijos.

Son las que se mueven con una pista anónima, las que en las madrugadas preparan «unos burritos», toman carretera y van a los puntos que les indican las voces desde celulares desconocidos.

Y allí pueden palear dos, tres horas bajo el sol sin encontrar nada. Ellas saben que al pasar de las tres horas la pista es falsa, que hay que retirarse de esa zona, ir a otro lado.

Desde hace dos años, se fundó el Colectivo Sabuesos Guerreras en Culiacán, durante el 2019 localizaron alrededor de diez cuerpos en fosas, sin embargo para ellas no son cuerpos, cifras, o un número más, si no sus tesoros.

«Hay que aguantar la insolación, los moscos… Eso es lo que el gobierno no hace. Tristemente es el trabajo de ellos que nosotros tenemos que hacer».

María Isabel Cruz Bernal, líder del colectivo.

Cruz Bernal busca a su hijo Yosimar García, un ex policía municipal de Culiacán que el 27 de enero de 2017 fue «levantado» por un grupo armado.

A casi tres años del suceso, no se sabe de su paradero, la Fiscalía no ha presentado avances en el caso, mientras las rastreadoras no cesan en su búsqueda.


Así, las madres con hijos desaparecidos cada día emprenden una nueva búsqueda. Cada mañana renuevan la esperanza de toparse con osamentas bajo tierra.

Aquí el gobierno no mete las manos al tema. Solo asigna un presupuesto a la Comisión Estatal de Búsqueda de la que ellas reniegan y exigen la remoción de su titular, Juan Carlos Saavedra Ortega, quien fue parte del colectivo porque su hermano José Antonio, compañero de Yosimar García, también se encuentra desaparecido.

«Trabajo no sé qué haya hecho porque no he visto nada. Que se siente con el colectivo para que nos dé a conocer el plan de trabajo porque no lo conocemos. Nos revictimiza al no recibirnos. Creo que hay que buscarlo porque está desaparecido. Lo cambió el cheque».


Les dicen rastreadoras. Y se les ve en las marchas contra la violencia gritando consignas, entonando su himno, cargando mantas con las fotos de sus familiares. «Sangrando están nuestras manos, señores, de tanto escarbar… sacaremos cuerpos y restos que a casa van a regresar… Sabuesos guerreras somos, señores, dispuestas siempre a luchar…»

El 2019 le puso a Sinaloa en la frente la macabra estrellita de ser el primer lugar a nivel nacional en fosas clandestinas.
De acuerdo a registros de la Fiscalía General del Estado, del 1 de enero al 31 de diciembre del año pasado fueron encontradas 138 fosas, de las que se extrajeron 244 víctimas, aunque solamente 115 fueron identificadas, un 47 por ciento del total.

La dependencia investigadora también informó que los meses en los que se encontraron más víctimas inhumadas de manera ilegal fueron julio, marzo y mayo, y los municipios con mayor incidencia son Mazatlán, Ahome y Culiacán, que en conjunto suman aproximadamente el 87 por ciento de las víctimas encontradas bajo esta condición.


Sin embargo, las cifras de fosas y víctimas no coinciden con las presentadas por el gobierno federal, que informó de 144 fosas y 252 cuerpos.

«Estamos en un estado muy violento en el que los gobiernos no hacen nada para frenar los crímenes y las desapariciones», señala la líder de Sabuesos Guerreras.
María Isabel Cruz Bernal señala que la baja de homicidios en la entidad está maquillada porque ahora el crimen mata, mata y desaparece.

Y al no haber cuerpo no hay delito, no hay homicidio ni cifra.

En el cruce de las calles Ramón Corona y Ángel Flores del Centro Histórico de Culiacán hay una barda pintada en honor a los desaparecidos. Son 32 rostros colocados allí por diversos colectivos de la sociedad civil, sin embargo hoy domingo concluyeron la punta de un segundo mural con 33 rostros más.

Al inicio de la conformación del colectivo, Eran 180 los expedientes de desapariciones. Ahora el número se ha duplicado al llegar a los 300.

«Que no los dejen morir doblemente, que no los dejen desaparecer doblemente. Que la gente sepa que tienen nombre y apellido. Que tienen rostro, que tienen familia que los ama y que los buscara siempre».

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