Las enseñanzas del séptimo arte ante la pandemia

Obras fílmicas han narrado magistralmente cómo el optimismo se convierte en la antesala de la catástrofe

-De entre las muchas disciplinas del arte, existe una que constantemente nos arroja asideros que bien se pueden extrapolar a la cotidianidad nuestra: el cine. Hay un alud de obras del séptimo arte cuyo mensaje consiste en subrayar que si el ser humano se precipita sobre algo que no está terminado, se podrán observar resultados catastróficos.
En este caso aludiremos tres filmes que narran magistralmente cómo los personajes, dejándose llevar por el entusiasmo, las apariencias, las emociones, la premura o los elementos subjetivos, se abalanzan sobre determinado asunto, resultando pernicioso para ellos y su entorno.

El mensaje de esas películas resulta ad hoc por lo que está pasando en la entidad con las medidas de distanciamiento social contra el Covid 19, específicamente en la capital sinaloense, donde ya se observa un relajamiento de las disposiciones precautorias por parte de la población y, en menor medida, de las autoridades. Vayamos, pues, a las películas.


La primera de ellas es High Rise (2015). En la trama, uno de los personajes principales llamado Robert Laing pierde a su hermana. Inmerso en el luto y listo para seguir adelante, buscando retomar el control y el orden que siempre le distinguieron, se muda a una imponente torre departamental de 40 pisos. Pronto se da cuenta que sus anhelos estaban muy lejos de la realidad, ya que luego de instalarse suceden cuantiosas dificultades porque el edificio no estaba listo.

Conforme progresa la trama, las confrontaciones se intensifican y del panorama alentador que acompañó al Laing al inicio no quedará nada. Se abre paso el caos total, el cataclismo, la destrucción, mientras que los habitantes tienen como única opción quedarse en el High Rise, que se hunde en un muladar, llevándose con él a sus moradores. Otra obra que narra cómo el panorama optimista es la antesala de la catástrofe es la historia de Daniel y Valeria, una de las tres historias que componen la ópera prima de Alejandro González Iñárritu, Amores perros (2000).

Daniel es un jefe de revista que decide vivir en concubinato con Valeria, una modelo envuelta en el éxito total. Enajenados por el amor, se mudan a un departamento que en teoría parecía listo. Sin embargo, a escasos minutos de instalarse, por una bonita pero mala instalación, las pisadas de Valeria generan un orificio en el piso, que resulta ser el acceso principal a su perdición. Días después, el perro de Valeria, lo único que ella tiene, queda atrapado en el orificio. Valeria, convaleciente por un accidente automovilístico, busca rescatar a Richie a costa de su salud.

Los esfuerzos le generan una trombosis y una gangrena que terminan en la amputación de su pierna, el fin de su carrera como modelo y una profunda depresión. Un tercer filme que enseña magistralmente las fatales consecuencias que puede acarrear el dejarnos llevar por el entusiasmo y las emociones es el ya clásico Jurassic Park (1937). En el filme, un multimillonario decide jugar a ser Dios y crear un parque temático ‘resucitando’ a los dinosaurios. Ansioso porque le aprueben su proyecto, contrata a un par de científicos para una evaluación de rigor.

El complejo, a pesar de sus avances, presenta algunas deficiencias que resultan en el colapso del parque, muertes, riesgo y pérdida total del control. La película deja como enseñanzas, entre otras cosas: que el ser humano no puede controlar a la naturaleza, por más medidas que tome y que si se precipitan los procesos, las consecuencias son fatales.
En el caso sinaloense, hay hechos que conducen a pensar que las cosas se están precipitando, tal como en los filmes antes mencionados. Luego de tantos esfuerzos y altos costos que se tuvieron que pagar, Sinaloa logró posicionarse en color amarillo del Semáforo epidemiológico hace algunas semanas. Sin embargo, este lunes nuevamente la entidad pasó a ser una de las 17 con los más altos índices de covid 19, teniendo a Culiacán como epicentro de la crisis epidemiológica en el estado, con 238 casos.

De hecho, justo cuando se observa un repunte de casos por coronavirus, las autoridades municipales consintieron en reaperturar el tianguis más grande de la capital sinaloense, situado hacia el sur de la ciudad, sin que se haya cumplido cabalmente con los protocolos de rigor. Desde luego que se debe mostrar empatía ante la situación de los comerciantes, que se han visto seriamente mermados. Sin embargo, como los filmes han demostrado, las apariencias, la premura y el optimismo, o la urgencia por retomar el control de la situación, pudieran tener graves consecuencias.

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