Un grito en la madrugada: el incendio que devoró La 20
Culiacán, Sinaloa.- En medio de la noche, el cielo de Culiacán se iluminó con un resplandor que parecía anunciar un nuevo capítulo en una ciudad marcada por el fuego y la violencia. Era la madrugada del miércoles 18 de diciembre cuando el restaurante de mariscos “La 20”, en el corazón del sector Tres Ríos, comenzó a arder.
El reporte llegó poco después de las tres de la mañana. En minutos, las llamas se extendieron con voracidad, alimentadas por la madera y la palapa que formaban la estructura del lugar. Los bomberos llegaron al sitio para enfrentarse a un enemigo que parecía ganarles terreno con cada segundo. Durante más de dos horas, lucharon contra el fuego mientras el calor y el humo envolvían el bulevar Pedro Infante, cerca de su cruce con el bulevar Manuel Sarabia.
Al amanecer, solo quedaban cenizas y un eco de preguntas: ¿fue un accidente o alguien quiso ver arder uno de los restaurantes más concurridos de la zona? La Policía Estatal acordonó el lugar, y las autoridades anunciaron una investigación que aún no arroja certezas. Algunos murmuran sobre un posible acto vandálico, otros sobre fallos técnicos; todos miran con desconfianza hacia el contexto.
Una ciudad en llamas
El incendio de La 20 no es un hecho aislado, sino un eslabón más en la cadena de violencia que asfixia a Culiacán. Apenas horas antes, grupos armados desataron el caos en distintas colonias, incendiando viviendas, disparando contra tiendas y dejando un rastro de pánico en sectores como Lázaro Cárdenas, Prados del Sur y Villa Bonita.
Este estallido de terror no es nuevo; es la sombra de la guerra entre Los Chapitos y Los Mayos que ha convertido a Sinaloa en un campo de batalla. En tan solo tres meses, del 9 de septiembre al 9 de diciembre, los enfrentamientos han dejado 552 muertos, más de 60 balaceras y un historial de violencia que no discrimina.
Las cifras duelen: 425 privaciones ilegales de la libertad, 1,754 vehículos robados, 672 robos a comercios, y cientos de familias que ven cómo su ciudad se transforma en un escenario de guerra.
Mientras las cenizas de La 20 aún se enfrían, Culiacán se pregunta si este incendio fue solo otro accidente o si, como tantos otros episodios recientes, es parte de un conflicto que no deja tregua.