Este año electoral tendremos que elegir presidentes municipales y sus planillas, diputados locales y federales, así como gobernador. Salvo algún caso concreto, los únicos emocionados son los propios políticos, así como sus más cercanos seguidores.
Por el otro lado, la ciudadanía se encuentra desangelada pues, además de los problemas ya conocidos, estos puestos de elección popular serán a propuesta de los partidos políticos que tenemos, 11 en total (PAN, PRI, PRD, Morena, Verde, RSP, PT, FxM, PES, MC y el local PAS), sin distintivo real que diferencia uno de otro. Aún teniendo tantas marcas, a lo largo de los últimos meses, sus dirigentes sólo se han encargado de hablar de la destrucción que los demás han hecho. En esa dinámica, sólo hay oportunidad de elegir entre los malos azules, los malos rojos, o los malos morenos.
Por tal razón, la ciudadanía encuentra pocas esperanzas en los que han fomentado esa manera de hacer política. Sin embargo, ya con la campaña empezada y con la cercanía del primer domingo de junio, cada vez más personas voltearán a ver las campañas con la intención de identificarse y emitir su sufragio en favor de alguien. Podría no ser resignado a votar por el menos peor, si es que logramos encontrar las voces de quienes sí nos representen como individuos y no tanto por las marcas políticas que los postulan.
Esto, estimada lectora, estimado lector, le obliga a analizar a los candidatos, más allá de la percepción que le genere un partido u otro. Para esto, le invito a dos cosas: la primera, a la rigurosidad con la que debe analizarse la hoja de vida de los candidatos; la segunda, a no satanizar a algún aspirante por el mero hecho de que sea de un partido o de otro.
Existirán muchas candidatas y candidatos que puedan probar por todos los ángulos posibles que son honestos, cercanos a la sociedad y con razonamientos que sí te generen empatía.
Este es lo primero y más importante que se debe considerar, ya que incluso la trayectoria política puede estar con manchas y la experiencia académica no necesariamente implican sabiduría o verdadera vocación social. Si, por el otro lado, cuenta con un historial de probidad en el servicio público, sin duda debe ser finalista.
En segundo término, por lo tanto importante, está el Partido que lo postula. En todos los colores hay acreditadas pruebas de corrupción, mentiras y otros lastres sociales. Aunque esto no significa que tengas que suponer lo peor de quien ya está siendo candidato. La sociedad debe plantarse muy bien en el presente y no invocar demonios del pasado, pues solo estaríamos votando con las vísceras y no con la razón, cerrándole espacios a quienes, quizá, puedan ser los mejores elementos disponibles. Sabiendo lo anterior, es prudente acercarse a los Partidos y pedir exáctamente cuáles son sus plataformas políticas con las cuáles pretenden llegar a gobernar y legislar.
Solo así sabremos si queremos aportar votos a diputados para que esas visiones más concretas y técnicas corresponden a lo que el candidato está proponiendo, y si encuentras discrepancias, hay una señal la cuál habla de un desorden y ese personaje tendrá poca coordinación, así que cuidado, esa persona podría no tener ningún avance y podrá hablar muy bonito, pero si no logra ponerse de acuerdo con sus compañeros, sugiere que sus resultados podrían ser pocos o nulos.
Por último, debe poderse establecer compromisos con los candidatos. Entre más organizada la sociedad, más efectiva será la presión de que firme documentos con compromisos. Ni uno solo de los candidatos podrá aguantar el señalamiento público de una organización o un grupo de vecinos que lo acuse de no quererse comprometer, por lo que el ciudadano debe usar a los medios a su favor, incluso a las redes sociales, una campaña negativa por parte de la sociedad debilita, así que tiene que usarse para llegar a resultados en el futuro. Esto, incluso, sería sentar un precedente para la búsqueda de reuniones futuras como mesas de trabajo en la que al servidor público se le exija.
Estas son solo algunos puntos considerables, pues las campañas se aproximan y sí o sí debemos elegir a los mejores. Debemos tener en mente que el centro de todo esto es para que gane la ciudadanía, no los políticos. Ellos son servidores y debe ser honorable dedicarse a la política, pero no a los que consuman pura grilla. Téngalo en mente al momento de escuchar a los que aún no son candidatos, pero ya son precandidatos. Si cumple con las reglas, dele la oportunidad de analizarlo. Si, por el contrario, encuentra modos de darle la vuelta, tenga seguro, le sacará la vuelta a usted en el futuro.
Redes sociales:
Facebook: Fernando Gómez Bórquez Instagram: fgborquez
Twitter: fgborquez
Correo electrónico: fernandogb91@gmail.com